En 1956, el informático John McCarthy utilizó por primera vez el término “inteligencia artificial” (IA) durante la Conferencia de Dartmouth; hoy, casi siete décadas después de dicho evento, alrededor de 300 millones de personas utilizan la IA (Statista, 2024) con el objetivo de transformar el mundo, sin embargo, su implementación ha contribuido a remarcar sesgos de desigualdad, siendo las brechas de género una de las principales.
“Hay quien la llama inteligencia artificialmente aumentada, a mí me gusta esa definición porque se relaciona con lo que en realidad hace, que es este campo de las ciencias computacionales que busca desarrollar sistemas y máquinas capaces de realizar determinadas tareas que hacemos los seres humanos”, detalló Alejandra González Bazúa, directora de Educación para la Igualdad en la CIGU-UNAM.
Pero, ¿en dónde comienza el problema?, la licenciada en Gobierno y Transformación Pública por el TEC de Monterrey y consultora en Tecnología, Paula Ramírez Levy, explicó en entrevista que “la inteligencia artificial está entrenada con datos. Entonces, para saber cómo entrenar una inteligencia artificial, tienes que saber cómo interpretar o manejar los datos”; y es justo en los datos en donde radican los sesgos de género.
“¿Quién es quien elabora la (IA)? ¿Quién es quien la hace? Si esa persona que es capaz de elaborar un algoritmo, un programa de esta naturaleza, tiene sesgos o creencias con desigualdad, entonces de ahí empiezan los problemas”, resaltó la maestra en Física Gabriela del Valle.
Por esa razón es fundamental la inclusión femenina en carreras relacionadas con Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), sector en el que, de acuerdo con cifras de la UNESCO, hasta 2022 se tenía el registro de que solo 35 por de la matrícula universitaria en esta carreras era femenina, mientras que menos del 30 por ciento de los investigadores científicos en el mundo eran mujeres.
“Uno de los grandes retos para las mujeres es tener mayor presencia en las áreas científicas y tecnológicas, pero no solamente en términos de matricula sino que haya más profesoras en esas áreas que forman a otras mujeres, más investigadoras que abran otras necesidades de conocimiento, otras metodologías y que generan conocimientos desde otros lugares”, sentenció Martha Patricia Castañeda Salgado, directora de Planeación, Vinculación y Proyectos Especiales de la CIGU-UNAM.

APLICACIÓN SIN SESGOS DE DESIGUALDAD
Sin embargo, a pesar de los retos, emplear la inteligencia artificial con ética y sin sesgos, contribuye al crecimiento y desarrollo social, así lo sentenció la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) en su edición 2025 del Informe sobre Tecnología e Innovación, en el que se señala que “el uso de la inteligencia artificial tiene el potencial de acelerar el progreso para conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”, entre los que se encuentra la igualdad de género.
Salud, educación y justicia son algunos de los entornos que podrían beneficiarse de la IA con perspectiva de género. Hay “bases de datos gigantescas que posibilitan detectar el cáncer de mamá con mucha más antelación de lo que lo podría detectar el ojo humano. […] en espacios muy violentos se han hecho cartografías de la violencia para tratar de mapear o de esbozar otros mundo”, contó Alejandra González, “el acceso a la justicia es uno de los espacios más desiguales… la inteligencia artificial podría contribuir a que los juicios, las asesorías y a que todo este sistema fuera mucho más digno para las mujeres”, agregó la académica.
El tema de cuidados es otro de los sectores en el que la implementación de IA con perspectiva de género podría aportar grandes beneficios.
“Hice una calculadora de trabajo de cuidados no remunerados, en donde usamos la encuesta de la ENOE (Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo) y ENUT (la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo)”, explicó Paula Ramírez Levy sobre este proyecto en el que se tomaban en cuenta “dónde estabas, tus condiciones iniciales, dónde vivías, cuántos años tenías” y se incluía el tiempo de trabajo de cuidados no remunerados para la primera infancia. “De esa manera pudimos hacer un cálculo de cuánto te deberían de pagar dependiendo de cuántas horas trabajabas en cada cosa, cocinando, lavando, llevando a los niños a la escuela... y nos encontramos con una cantidad de sesgos impresionantes”, detalló la consultora en Tecnología.
De esta forma, “la inteligencia artificial nos otorgó ese resultado de que hay una diferencia muy grande entre el género dependiendo del trabajo de cuidados que normalmente está siendo más achacado a las mujeres”, explicó Paula y concluyó, “ahí hay política pública de sobra”.
En el mundo
- 28% la fuerza laboral femenina en carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
Panorama nacional
- 12% de los especialistas en IA son mujeres.
PAL