El Viaducto y el Periférico son dos vialidades que fueron fundamentales para la modernización de la Ciudad de México a mitad del siglo XX, un desarrollo urbano que fue de la mano del crecimiento económico y poblacional del país, y que fue previsto desde 1925, cuando el arquitecto Carlos Contreras realizó una planeación a largo plazo que más tarde se ejecutaría con diversas variaciones.
En el libro Una ciudad noble y lógica. Las propuestas de Carlos Contreras Elizondo para la Ciudad de México, la arquitecta Alejandrina Escudero indicó que en la década de los 20, Carlos Contreras Elizondo se propuso transformar la Ciudad de México, inspirado en las corrientes urbanísticas en boga, en particular las provenientes de Estados Unidos.
Él encontró una ciudad dilatada, fragmentada, incomunicada y desordenada, así que quiso modificarla por medio de un sistema vial que integrara sus partes, le diera una forma armónica, controlara el uso de suelo, regulara su crecimiento, ofreciera una circulación eficaz e incrementara los espacios verdes.
En suma, la arquitecta establece cómo el urbanista imaginó el entonces Distrito Federal a futuro, de qué estrategias se valió para transformarlo, cuáles son las condiciones reales del lugar, sus problemas y sus necesidades, qué elementos del urbanismo internacional adoptó para construir una “ciudad noble y lógica”, y en particular, cuál fue su relación con los políticos para materializar su ideal.

Dichas propuestas fueron retomadas durante el gobierno de Miguel Alemán, de ahí que justamente uno de los tramos del Viaducto lleve el nombre del expresidente; y es que con el crecimiento urbanístico de la ciudad las congestiones vehiculares empezaron a ser un problema urgente por resolver.
El arquitecto Jorge Legorreta escribió, en 2002 un artículo aparecido en la prensa, que “en el Viaducto y en el Periférico se entubó el agua de los ríos para dar cauce exclusivamente a los autos, sin dejar una vialidad para el transporte colectivo. Eso fue un error histórico que seguimos pagando hasta nuestros días. En aquel tiempo, sin embargo, el único transporte eléctrico era el tranvía, pero después fue el Metro, como pasó con la calzada de Tlalpan, una vialidad modelo que combina hoy autos particulares con transporte público”.
El Viaducto Miguel Alemán fue inaugurado en septiembre de 1950 y las obras estuvieron bajo la dirección del arquitecto Carlos Lazo. Durante la construcción, se realizaron importantes modificaciones, como el entubamiento de varios ríos para controlar inundaciones. Y al día de hoy el viaducto es una vía rápida que atraviesa la zona central de la Ciudad de México con una orientación Este-Oeste.
A lo largo de su recorrido, el Viaducto pasa por varias colonias, incluyendo Nápoles, Escandón, Del Valle, Roma y Narvarte. Además, recibe tres nombres diferentes en su trayecto: Viaducto Río Becerra: Desde el cruce con San Antonio hasta la calle Minería; Viaducto Miguel Alemán: Desde la calle Minería hasta el trébol de la calzada de Tlalpan, y Viaducto Río de la Piedad: Desde el trébol de la calzada de Tlalpan hasta la calzada Zaragoza. Y, si bien es rebasada por el tráfico, sigue siendo una vía de la modernidad.
EEZ