La Merced es uno de los barrios más antiguos de la capital del país, tiene su origen en dos de los cuatro barrios o calpullis en que estaba dividida la Ciudad de México-Tenochtitlán: el de Atzacoalco o Atzacuapan, al noroeste, y el de Zoquipan o Zoquiapan, al suroeste. Aquí se encuentran casi la mitad de los monumentos históricos del centro, por ejemplo, existe una joya arquitectónica erigida por Hernán Cortés: la Capilla del Señor de la Humildad que cuenta con todos los elementos para ser considerada una iglesia: coro alto, coro bajo, dos torres y una cúpula, la única sobreviviente de las siete ermitas que mandó construir el conquistador, aunque su arquitectura, tal como la conocemos actualmente, es del siglo XVIII.
Si bien La Merced se conformó por 54 manzanas, actualmente no tiene sus límites definidos en la zona ubicada en torno a la intersección de la avenida Anillo de Circunvalación con la avenida San Pablo; desde sus inicios se ha caracterizado por ser un importante centro de abasto de la Ciudad de México, actividad que comenzó en el siglo XVII con la fundación de la alhóndiga de la ciudad y posteriormente se desarrolló y tuvo su auge en torno al mercado de la Merced, establecido desde mediados del siglo XIX en la zona.
Los investigadores Lucía Alvarez y Luis Etelberto San Juan, en “Identidad y tradición en el Barrio de la Merced, en el siglo XXI” escriben que durante todo el periodo colonial las actividades económicas se diversificaron en la zona, dando lugar al despliegue de talleres manufactureros, numerosos gremios y oficios varios.

“Los gremios se formaron por especialistas que desde esos años imprimieron cierta identidad a la zona y generaron un fuerte arraigo entre sus miembros: sastrerías, cererías, velerías, confiterías, bizcocherías, mielerías, talabarterías, talleres de pintura y de escultura, curtidurías, además de fábricas de cola, molinos de aceite, locerías, hornos de vidrio, tejedurías y obrajes, entre otros”, detallan.
Los autores establecen que fue hasta 1880 cuando se construyó el mercado de La Merced, el cual debe su nombre al hecho de haber sido erigido en el predio del antiguo convento de los mercedarios, fundado en el seno de esta zona en el siglo XVIII. A este convento debe su nombre tanto el mercado como el propio barrio y, desde entonces, es considerado “el principal centro de abasto de la ciudad”.
Su carácter histórico y su vida económica lo convirtieron en un barrio importante para la Ciudad. Sin embargo, a mitad del siglo XX, con la apertura de Avenida Circunvalación, La Merced se partió en dos y no volvió a ser la misma.
EEZ