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Puerto Nuevo: Así es la hermosa cuna del burrito de langosta

Ubicado a medio camino entre Tijuana y Ensenada, en el municipio de Playas de Rosarito, Puerto Nuevo es un punto para disfrutar el lujo más accesible

Puerto Nuevo: Así es la hermosa cuna del burrito de langosta
Desde hace décadas, Puerto Nuevo es el secreto mejor guardado de Baja California. Foto: José Arrieta

Hay algo que distingue a los bajacalifornianos: lo que tiene, lo ofrece de corazón. Sin grandilocuencia, pero también con un poco de orgullo, es el tipo de norteño más cálido que se puede encontrar.

Para muestra, la historia de uno de sus platos típicos, que ayudó a que una pequeña villa de pescadores se convirtiera en un punto de parada obligada tanto para quienes van a Tijuana como para aquellos que viajan al Valle de Guadalupe, en busca del mejor vino del país.

Se trata del famoso burrito de langosta, la especialidad de Puerto Nuevo, un sitio en el municipio de Playas de Rosarito que, curiosamente, debe su nombre a un cartel que anunciaba una marca de cigarros hoy desaparecida.

Lo que no se ha esfumado es la fama de esa idea genial que se hizo con elementos sencillos: tortillas de harina de gran tamaño, frijoles, arroz y langostas, ingrediente que los pescadores de la zona guardaban para su familia.

Una leyenda con varias versiones

La historia tiene pequeñas variantes, pero esencialmente es la misma: en el punto hoy conocido como Puerto Nuevo, en Playas de Rosarito, Baja California, había una pequeña aldea que vivía de la pesca en la región.

Los pescadores solían hacerse a la mar temprano, para vender lo que el rico Océano Pacífico pudiera ofrecerles. Desde decenas de años atrás, habían desarrollado trampas para capturar langostas, las cuales no se vendían por su aspecto.

La langosta es el plato que debes probar en este destino. Foto: José Arrieta

Aquí es donde la historia se bifurca: hay quienes dicen que fueron ciclistas que hacían la ruta Tijuana-Ensenada, una rodada que aún hoy existe, y hay quienes dicen que fueron los conductores de camiones que pasaban por la cada vez más concurrida carretera, quienes se acercaron a una mujer del lugar para pedirle algo de comer.

Apurada, la mujer les ofreció lo que tenía a la mano: grandes tortillas de harina, langosta bien sazonada, frijoles y arroz. Poco a poco se corrió la voz entre la gente a ambos lados de la frontera, quienes iban a donde estaba el letrero de cigarros New Port, Puerto Nuevo en español y así nació la leyenda.

Un lujo para todos

Y es que aunque la langosta es uno de los platillos más caros en casi cualquier restaurante, en Puerto Nuevo es de lo más común: actualmente es fácil encontrar piezas en unos 400 pesos, las cuales alcanzan para que por lo menos dos personas coman bien.

En el pequeño Puerto Nuevo hay decenas de locales donde se ofrece lo mismo que hace décadas les dio fama, pero en este punto hay cada vez más cosas: galerías de arte, un museo y el proyecto de un parque submarino son más argumentos para detenerse un momento a mirar el mar, a comer del mar, a vivir el mar.

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