Columna invitada

Edad, desprecio o discriminación

No hay que perder de vista que la experiencia y los conocimientos ahorran muchos años de estudios y experimentación

Edad, desprecio o discriminación
Eduardo Sadot / Columna invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Platicaba con mis alumnos que hubo un estudiante que me consultó sobre la elaboración de su tesis en materia civil. 

Yo, considerando cómo un estudiante de derecho podría aportar nuevas ideas al derecho civil, cuya antigüedad data desde la época del código de Hammurabi en Mesopotamia, pasando por los griegos y los romanos el código de Napoleón, el derecho civil y el derecho de Indias, me parecía poco menos que imposible que un alumno pudiera enriquecer los conocimientos del derecho romano en una tesis. 

Mi madre decía sabiamente que debía ser cuidadoso en el uso de las palabras, que no utilizara nunca palabras venenosas, agudas, hirientes, que lastimen. 

Entonces yo le preguntaba: “por qué, madre”. Ella me contestaba con sabiduría: “por si alguna vez te las tienes que tragar”.

Y así sucedió, cuando reflexiono a la distancia sobre el Derecho Civil. 

Me encuentro con que la institución del matrimonio, de acuerdo con la tradición de la religión católica —a propósito de la reciente muerte del papa Francisco, ocurrida el pasado 21 de abril—, es “hasta que la muerte nos separe”. 

Pero estamos hablando de una institución en una época en la que el promedio de vida era de 40 años; cuando los jóvenes de 16 años se casaban y les decían que era para toda la vida, significaba que era para 24 años. 

Hoy que el promedio de vida ha alcanzado 80 años y más, cuando te dicen que el matrimonio es para toda la vida, ¡es en serio! 

Y más nos vale pensar en adaptar la legislación y quizás sea conveniente que el matrimonio sea un contrato por obra determinada o por tiempo definido y que los contrayentes se encuentren en la posibilidad de dar por terminado el contrato obtener la opción de darle una prórroga; así, llegado el término, ambas partes estarán interesados en congraciarse con su contraparte para ver si le renueva el contrato. 

La edad tiene mucho que ver con los tiempos que corren; hoy por hoy, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), para ocupar cargos de dirección o la misma Rectoría tiene como límite haber cumplido 70 años. 

De hecho, la máxima casa de estudios tiene un proyecto para jubilar a sus profesores a los 70 años, nada más aberrante en una institución educativa que debe de privilegiar la experiencia y los conocimientos adquiridos. 

Inclusive, hay empresas que no contratan a personas mayores de 70 años, una absurda consideración de que después de 70 años las personas se vuelven inútiles. 

Sí, es cierto, también hay que admitir que también hay burros viejos, pero no hay que perder de vista que la experiencia y los conocimientos —particularmente en las universidades—, transmitidos desde la experiencia a las nuevas generaciones
les ahorran muchos años de estudios y experimentación.

En la actualidad, limitar la edad para realizar determinados trabajos y tareas resulta discriminatorio, por lo que habrá que pensar seriamente en la manera no sólo de aprovechar, sino de privilegiar, la experiencia de las mujeres y los hombres de la tercera edad.

POR EDUARDO SADOT
COLABORADOR
@EDUARDOSADOT

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