Tres en Raya

México, su era más oscura

La elección destruyó al único poder que era profesional, que impulsaba a los mejores

México, su era más oscura
Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Llegamos a la distopía. Hemos alcanzado la representación ficticia de un mundo futuro problemático y lleno de cosas negativas que lleva a la alienación humana.

En principio, cualquier gobierno y todo ciudadano, se considere o no parte del ‘pueblo bueno’, busca la utopía, representación de una sociedad con características favorables para la vida de los humanos. Pero en México, en lugar de perseguir esa utopía (las Utopías de CDMX no cuentan), lo que hemos alcanzado es una distopía. Se lo debemos a este régimen nocivo.

Un futuro sombrío nos ha alcanzado. La ‘Era Después de la Justicia’ (D.d.J). Los jueces han sido votados sin considerar sus conocimientos, méritos, estudios y prácticas. Los nuevos principios son las genuflexiones, las venganzas, la enorme corrupción… Sí, se podía estar peor también en ello. ¿La comprensión de la ley y la impartición de justicia? Eso de pronto se ha vuelto totalmente secundario.

Por eso es que el asunto de los acordeones fue tan significativo. Representaron el desprecio hacia el valor de la justicia. Desprecio hacia un gremio y anuncio de lo que viene: un sistema completamente volcado al mejor postor y a la extorsión. Sí, se podía estar peor.

¿Cuál era la probabilidad de que los candidatos ganadores para la Suprema Corte de Justicia coincidieran precisamente con los nombrados en el acordeón? Lo que es más, ¿cuál era la probabilidad de que obtuvieran porcentajes de votos en escalerita con diferencias de un punto porcentual entre cada uno de ellos? La probabilidad era CERO. De este tamaño fue el fraude que atestiguamos el domingo pasado. Y con esa misma lógica se dictarán las sentencias a partir de ahora. No conforme a derecho, ni de acuerdo a jurisprudencia, menos aún gracias a un pensamiento crítico-jurídico-legal.

La procuración de justicia, de por sí lenta, caerá en parálisis; procesos más costosos -moches generalizados-; resoluciones bajo consigna. Surgirá un sistema de procuración de justicia paralelo; un mercado negro, con todos sus negativos e imposibles positivos. Además, ha quedado aniquilada la carrera judicial; las oportunidades para los que iban trabajando, aprendiendo y creciendo con base a conocimientos. La elección destruyó al único poder que era profesional, que impulsaba a los mejores.

Veremos mayor número de casos de la llamada “justicia por propia mano”. Grupos de vecinos que golpearán o lapidarán a los rateros. Grupos de choque disuadiendo a que sean otros los que roben. Otros promoviendo a esos mismos rateros.

Quizá esto impulse la “mediación”, misma que no siempre es sinónimo de justicia. Sin embargo, estamos ante una articulación tal que el país se encuentra secuestrado, así como también los mismos jueces y magistrados. Con el Tribunal de Disciplina, institución creada exprofeso en la reforma, estamos ante un mecanismo de control del Ejecutivo (y no hablo de Claudia Sheinbaum, pero sí del Poder Ejecutivo y de algunos asesores) sobre los jueces, los magistrados que no sean sumisos o decidan en realidad actuar conforme a derecho y generar justicia.

En la misma tesitura, hemos sido testigos de que se ha presentado el fracaso como éxito. Algunos dirán que poco importa. Sí lo es, pues es el anuncio reiterativo de la meta-verdad, la de los “otros datos”. De que no importando lo que suceda diariamente, se presentará como una maravilla, igual a Dinamarca, cuando el país sigue siendo destrozado.

Ayudará a ello que no habrá transparencia (ya no hay pues el INAI fue eliminado), tampoco integridad, ni experiencia. Tan solo el afán de alegrar a un “caudillo” y su sed de venganza. El costo de su capricho apenas empieza a dimensionarse. Falta considerar el costo por ahuyentar inversiones, los costos de otro sistema alternativo de “justicia” que usarán los ciudadanos, por lo que exigirán los que votaron o fueron votados.

Ya no hay autonomía en los poderes y menos aún un Poder Judicial que pusiera freno a los abusos de cualquier autoridad. Ahora, le temerán al Poder Ejecutivo. Han dejado de ser autónomos e independientes; no solo por los próximos ministros, sino por la destrucción de la carrera judicial. El tiempo de la autocracia, de la dictadura, del control absoluto, se vislumbra cada vez más estructurado, generando a su vez incertidumbre en el resto de quienes vivimos en México.

Qué costoso para los mexicanos tener un Poder Judicial que ha sustituido a expertos por abogados de López Obrador. El que prometió un rayito de esperanza, solo trajo oscuridad. Y no, no soy pesimista ante lo que viene, simplemente estoy siendo objetiva. México inicia su era más oscura.

Tres en Raya

Las ministras Lenia Batres, Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz, quienes repetirán en el cargo tras la elección judicial, ya presentaron ante el INE escritos en los que se deslindan de los acordeones y el beneficio que podrían haber obtenido de ellos. El deslinde tiene como objetivo evitar poner en riesgo su triunfo, pues la autoridad electoral se encuentra investigando y, en caso de no haberse presentado los escritos, el beneficio podría sumarse a sus topes de gastos de campaña. ¡Qué honestas!

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN

COLABORADORA

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