El pasado 12 de marzo de 2025 entraron en vigor aranceles del 25% al acero y aluminio mexicanos, y el 27 de marzo se confirmó que a partir del 3 de abril se aplicarán aranceles adicionales a la industria automotriz, uno de los pilares de nuestra economía.
A pesar de este escenario adverso, la postura firme y estratégica de la presidenta Sheinbaum, alejada de la subordinación, pero anclada en la coordinación y la sensatez, ha sido clave para mitigar los efectos más severos. Su temple ha permitido salvaguardar miles de empleos, inversiones y aportaciones al erario, así como garantizar recursos para la seguridad social de las y los trabajadores mexicanos. Este no es un triunfo menor frente a las presiones de un mandatario conocido por sus exabruptos y políticas impredecibles.
El sector automotriz, principal rama de la manufactura exportadora mexicana hacia Estados Unidos, enfrenta ahora un desafío crítico. Según el INEGI, en 2024 las exportaciones automotrices alcanzaron 193 mil 907 millones de dólares, equivalentes al 35% del total de las exportaciones manufactureras. La Industria Nacional de Autopartes (INA) señala que el 74% de los insumos incorporados a vehículos fabricados en México provienen de EE.UU., mientras que la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) indica que el 80% de los vehículos ligeros exportados y nueve de cada 10 autopartes para el mercado americano tienen origen mexicano. Este sector aporta el 20.6% del PIB manufacturero y casi el 4% del PIB nacional, generando un millón de empleos formales directos en estados como Coahuila, Nuevo León, Guanajuato, Puebla, Estado de México, Aguascalientes y San Luis Potosí.
La INA estima que los aranceles del 25% elevarán el precio promedio de los automóviles en EE.UU. en al menos 3 mil dólares, con sobrecostos anuales de más de 30 mil millones de dólares para la industria. Si EE.UU. dejara de importar vehículos de México y Canadá, necesitaría 18 nuevas plantas y una inversión de 50 mil millones de dólares para cubrir la demanda, algo poco viable en el corto plazo. Por ello, el alivio inicial del sector ante el aplazamiento de marzo se ha transformado en preocupación tras las medidas recientes.
Frente a este panorama, México no se ha quedado de brazos cruzados. La presidenta Sheinbaum, en coordinación con el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ha impulsado una estrategia dual: negociación y acción interna. Desde Washington, Ebrard ha sostenido múltiples reuniones con el secretario de Comercio de EE.UU., Howard Lutnick, buscando trato preferente para los productos mexicanos bajo el T-MEC y evitar una guerra arancelaria total. A nivel interno, el gobierno ha anunciado medidas como aranceles selectivos a bienes estadounidenses (pendientes de especificar) y estímulos fiscales para sectores afectados, además de un plan para impulsar el consumo interno con campañas como “Compra en México”. Estas acciones buscan amortiguar la caída de las exportaciones, que podrían reducir el PIB hasta en un 4% en 2025 si los aranceles persisten.
Un rayo de esperanza lo aportan las nuevas inversiones, recientemente se anunció la llegada de una inversión de mil 200 millones de dólares por parte de una empresa automotriz asiática (cuyo nombre no se detalló) para instalar una planta en el Bajío, enfocada en vehículos eléctricos. Además, se confirmaron 800 millones de dólares de una firma tecnológica europea para manufactura de componentes electrónicos en Jalisco. Estas inversiones, resultado de la apuesta por el nearshoring, refuerzan la competitividad de México y podrían compensar parcialmente las pérdidas en el comercio con EE.UU.
Las y los legisladores del Grupo Parlamentario de Morena felicitamos y respaldamos plenamente a nuestra presidenta Claudia Sheinbaum por su defensa de la soberanía nacional. Su decisión de fortalecer la integración económica con América del Norte, negociar con firmeza y diversificar la base productiva del país demuestra una visión estratégica. En un mundo de tensiones comerciales, México se levanta con dignidad, listo para enfrentar los retos del presente y construir un futuro más sólido.
Por Gabriela Jiménez Godoy, Diputada Federal y Vicecoordinadora del Grupo Parlamentario de MORENA
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