Hay cosas que no deberían darnos miedo: salir con amistades, celebrar un cumpleaños, o bailar en una fiesta. No deberíamos tener que mirar dos veces nuestro vaso, ni desconfiar de quien nos ofrece una bebida. Sin embargo, hoy muchas personas, principalmente mujeres jóvenes, corren el riesgo de que, en cualquier descuido, alguien altere su bebida y les arrebate la tranquilidad, la voluntad y en ocasiones hasta la vida.
La sumisión química es una realidad brutal y cada vez más común. Consiste en introducir sustancias psicoactivas en las bebidas sin que las personas lo sepan. Ocurre en silencio, con drogas incoloras, inodoras e insípidas. Lo hacen para robar, para agredir sexualmente o para anular la voluntad de las personas.
Las historias son conocidas, aunque pocas veces se cuentan en voz alta. Mujeres que despiertan en lugares desconocidos, con lagunas de memoria, con la sospecha —o la certeza— de haber sido agredidas. Lo más inquietante es que esto sucede en espacios que deberían ser seguros: bares, discotecas, reuniones privadas. Ahí donde buscamos diversión, alguien más ve una oportunidad para ejercer poder y violencia.
La problemática es latente y es real, tan solo en México, más de 190 personas murieron en un año por consumir bebidas adulteradas, de acuerdo con la Comisión Nacional contra las Adicciones (CONADIC). Por eso optamos por actuar y, aunque sabemos que no es una situación que se pueda arreglar de la noche a la mañana, hemos decidido abonar a ella. Presentamos una propuesta que consta en la distribución gratuita de un dispositivo disruptivo que funge como herramienta preventiva, conocida como “Pulsera Centinela”, en bares, antros y centros nocturnos del Estado de México.
Esta pulsera detecta, en segundos, si tu bebida ha sido alterada. Solo basta una gota para que sus sensores identifiquen drogas como burundanga, LSD o éxtasis líquido. Si detecta peligro, cambia de color y, además, puede conectarse a un sistema de alerta -a través de una aplicación para el celular- para notificar a familiares o a las autoridades.
Este tipo de innovación, ya implementada en países como España, Francia y recientemente en algunas regiones de México, representa una posibilidad concreta de reducir riesgos y salvar vidas. Es por esto que decidimos que llegue también al Estado de México.
La responsabilidad es de todos. Del gobierno, de los establecimientos, de los municipios, de quienes organizan eventos, de quienes consumen, de quienes venden. No podemos seguir viendo estas historias como casos aislados.
El objetivo es claro: generar conciencia sobre una realidad dolorosa, pero prevenible. Si se atiende correctamente, el riesgo de la sumisión química puede reducirse considerablemente. Estoy convencido de que herramientas como esta pulsera nos acercan a un escenario donde los jóvenes puedan ejercer su libertad sin miedo, sin que una noche de fiesta se convierta en una pesadilla.
Luchar por un presente y un futuro dignos de ser vividos ha sido, es y seguirá siendo mi propósito, sin importar el espacio desde el que me toque servir. Hoy lo hago como Coordinador de la Bancada Verde en la Legislatura Mexiquense y como Dirigente Estatal del Partido Verde. Mañana tal vez esté en otro lugar, pero mi convicción permanece intacta: seguir impulsando causas que nos acerquen a una vida más justa, más segura y verdaderamente digna para todas y todos.
POR JOSÉ PEPE COUTTOLENC BUENTELLO
PRESIDENTE DEL PVEM EN EL ESTADO DE MÉXICO
@PEPECOUTTOLENC
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